BÜKNOS AIRRS

Tailefes Üritácos

PRKCIO: 20 CENTAVOS

Con citaciones db

E. RBCLUS, h. JACOLLIOT, y los doctore» GALTIER - BOISSIÉRE, PROMUSAN, LEORAND y otro».

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COSTA-IHCAK

Crítica y concepto libertario

del

naturismo

C<>X riTAClOSRS DK:

E. RECLUS, L. JACOLLIOT, y :os doctores GALTIER - BOISSIÉ RE FROMUSAN, LECRAND y otros.

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PRECIO; 20 CENTAVOS

BUKNOS AIRKS Tailere? Grifiros BAUTISTA Kl-BYO — Aicuén«pa 16

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ADVERTENCIAS

Este folleto es obra exclusiva del esfuerzo individual y se publica sin ayuda de colectividad alguna.

El autor reserva una parte del beneficio, si Jo hubiese, al "Comité pro presos y deportados1'.

Si el público libertario acepta con éxito este modesto trabajo, seguirán otros de gran interés, que, apartándose de* los caminos trillados, constituirán una biblioteca original, ecléctica, dentro siempre de la propaganda anárquica, bajo el aspecto social, literario y filosófico.

Pedrdos, exclusivamente acompañados del importe, al autor, en "La Protesta", Perú 1537. — Bs. Aires.

A los vendedores se les bonificará con el 25

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Crítica y concepto libertario

DEL

Naturismo

No tengo la pretensión de enseñar una verdad absoluta ood tono doctoral y enfático, puesto que el doctrinarismo forzosamente habría de chocar con la eterna Inquietud de nuestras mentes libertarias, que no hacen más que tejer y destejer en los diversos problemas que preocupan a nuestro tiempo.

Mi pretensión es más modesta, hija natural de mi observación, -de mi curiosidad por conocer y de ese deseo insaciable de reflexionar, para no ser engañado y para hallar el pro y el contra de todas las cuestiones que el dogmatismo de los hombres, reminiscencia del prurito fanático, nos presenta bajo los aspectos más halagüeño», como diversas panacea* universales. Pues bien, yo, en ese anhelo de rebelarme contra toda tendencia absoluta, voy a tratar de hacer una crítica sobre el Naturismo, depurándolo de ciertos errores escolásticos, de las exageraciones consiguientes a una creencia y haciendo resaltar en él, por el contrario, la parte buena y práctica que mi temperamento o mi idiosincrasia admite. Que los lectores saquen sus propias conclusiones; sea yo aquí un estímulo para ahondar mas y más en los postulados de la liberación humana y que sobre todo trate cada uno de hallar el máximo de felicidad, que consiste en buscar su propia verdad, Pero entiéndase, ante todo, que cada hombre es un compuesto binario de materia ponderable y materia sutil, de cuerpo y espíritu, según los religiosos, <le necesidades fisiológicas y necesidades afectivas e intelectuales, según la escuela materialista. No se hallará el verdadero equilibrio, el verdadero estado de conformidad individua!, si hay disociación entre el elemento animaJ o bruto y las diversa» modalidades que atañen a la nobleza y actitud del carácter inteligente.

Por más que se. torturen los sabios, los filósofos y los científicos, no hallarán otra conclusión más evidente que esta: El hombre no es una línea recta que se -dirige matemáticamente a lo infinito, sino que es una curba arbitraria, un camino tenebroso, un amasijo de bellezas y fealdades, un ser vivo que no se presta a la domestieldad, a pesar de los luengos años que los pastores o los redentores llevan esforzándose per domarlo y sujetarlo a la frialdad de la lógica, <> las fronteras de la razón pura o a las quimeras de la re ligjón. Quiere esto significar nuestra aversión por el espíritu de secta, nuestra repugnancia por las teorías simplistás y nuestro entusiasmo por la agudeza «le los espíritus verdaderamente superiores que. abarcando la cuestión humana en bloque, hacen resaltar la complejidad que en ella es característica.

¿Qué es. pues, el Naturismo? Según los doctrinarios, es el método por el cual la humanidad podrá librarse de sus vicios y de sus errores, practicando una vida sencilla, bucólica. sin las excitaciones de la complicadísima civilización, productora de est; estado de desequilibrio nervioso que párete ser la base de nuestras modernas sociedades. No vamos a hacer historia, de este movimiento, que cada día va tomando mayor incremento en todos los países, sino que ira tamos de indagar si específicamente esta doctrina puede admitirse como una verdad evidente y universal o. sí por e! contrario, no es más que una experiencia de carácter individual, muy digna de ser considerada y apreciada pollos que se preocupan de su mejoramiento, sin creer demasiado en los postulados que hacen todos les apóstoles de la decantada emancipación humana.

En efecto, toda tentativa que trate de reformar al hombre, haciéndole más fuerte, más sano, más inteligente y bondadoso. merece la consideración de todos cuantos pasan por la vida algo más que como espectadores, tle todos los que no se conforman sólo con vegetar, sino que aspiran a ensancharse física y moralmente. Pero en cuanto se pretende teorizar para generalizar, es decir, para contribuir a la obra de los que se complacen en hallar la verdadera reforma social, entonces viene la confusión, la mistificación y Ja impotencia. Confusión, porque siendo la inteligencia de los hombres tan diversa, cada uno interpreta de modo muy distinto. las que se proclaman verdades fundamentales de la doctrina que se quiere enseñar. Mistificación, porque estando el hombre sujeto al medio ambiente y no dependiendo solamente de su yo la práctica de su virtud, de aquí que tenga que hacer ciertas concesiones al éxterior en detrimento de su fuero interno, y por tanto se vea constreñido a no ser tan puri-

laño en el curso de su existencia como eu la trabazón de sus concepciones idealistas. Impotencia, en fin, por aquello de que "quien mucho abarca poco aprieta", pues siendo el hombre prosélito de la verdad absoluta, tiene la pretensión <. necio orgullo de querer que toda la humanidad la reconozca v la practique, de donde se deducen todas las equivocaciones y todos los fracasos de la profecía futurista, imbuida do un optimismo crédulo, que pospone la magia de las palabra» a ía pesada realidad de los hechos .

Pero fijándonos en la letra y en el espíritu del Naturismo y examinando de tan cerca como nos sea posible, ias acciones de sus adeptos, o sea, su conducta intelectual y física, hallaremos que, a pesar de su extensa literatura, de los muchos libros que se han escrito en su defensa, queda una zeoría ambigua en lo que respecta a fundar un nuevo sistema social. Asi no es extraño que todas las sectas, que todas las modalidades ideológicas quepan dentro del naturismo. Desde (?) religioso dogmático, pasando por el librepensador, hasta el ateo y anarquista, sin olvidar al teósofo, todos caben en esta tendencia. ¿Es esto verdaderamente tolerancia o es desconocimiento de la influencia que las ideas y el refinamiento intelectual tienen en la reforma del carácter del individuo y por ende en el de las colectividades? Nuestra opinión es que se confunde la parte con el todo, que se involucran los términos que forman todo ideal humano, o sea, la parle de los sentidos que nos sujetan a la vida de nuestro planeta con aquella otra que nos Ma alas y que nos remonta a las sublimes cumbres de la idea engendrada por la exquisitez de nuestra sensibilidad afectiva y de nuestra fantasía cerebral.

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A juzgar por la preocupación más saliente de los naturis-tas. vemos que toda la cuestión queda reducida a un problema de higiene y de alimentación. Si echamos una ojeada a los principales libros naturistas, nos daremos cuenta de esta » verdad. Véanse algunos títulos: "¿Qué debemos comer, qué debemos beber?" "La salud por la alimentación". "¿ Vegetarismo o carnÍvori8mo?" "La medicina natural", "Para vivir siempre joven". "La Nueva ciencia de curar". "La trofología y trofoterapia". Y podríamos alargar la lista, para hacer agotar vuestra paciencia, demostrando en parte la aseveración que acabamos de hacer y que consiste esencialmente en un materialismo que se puede llamar con justa razón descarnado, atributo esencial que caracteriza esta nueva doctrina que busca adeptos y prosélitos en todos los campos» ;

No ignoramos los ensayos de moral naturista. entre ltí», que citaremos a Carlos Brandt y Paul Cartón, y si el primero

e§ bastante deficiente como critico social, el segundo mei\< ce acaso juicio más serero:

"...Nos ker¿ prcti*o *cu»r ha <»l>ra cíe l*. Cartón, *in timbarlo m¿at-conaUiristo, de falto do humanidad".. Discurso dol Dr. D.ho.i<>» Cü^-'c dad Vegetariana do Francia". Noviembre 1922t.

"...No te ve. en las interesante* nsfritos do P. 03rton. 'A »u<jii«j rosita la* fuerwa de autoridad y d<> rc*pon.«abií:dad socíslU's. <;u« él Jexiviina". Ixmis Rimbautt <-n 1» Rwijin "Le X* o Xat t<ricn" do abril--m¡tyu 1923.

No vamos a cometer la torpeza de rechazar Ja importancia que tiene para el problema humano en general la saltiu del cuerpo, puesto que aceptamos en tal concepto la vieja máxima de "mente sana en cuerpo sauo". Pero también comprendemos que se puede tener mucha robustez físicu y se* intelectualmente una ruina o un campo inculto y. al contrario. poseer una fuerza cerebral sorprendente en un organismo enfermo o débil. Rstas anomalías suceden a menudo dentro de las condiciones vitales de nuestra Sociedad, pero ellas nos hacen concebir precisamente que el ideal de mayor perfección consiste en el más fino equilibrio de lodo nuestro sor, o sea. entre el mundo físico y el mundo de la psfquls. V al afirmar esta tendencia, no queremos en modo alguno establecer una dualidad espiritualista más o menos confusa. Aspiramos al desarrollo armónico e integral del hombre. Por eso mismo nos repugna emplear el vocablo moral, que se presta a tantas interpretaciones como temperamentos y gra dos -intelectuales diferencian a los hombres. K3 egoísmo es Ja base de la vida y, la más noble aspiración, dados nuestros instintos sociales, es crear agrupaciones de verdaderos egoís tas, de egoístas esclarecidos. I>a vieja cantinela de los moralistas sobre las excelencias del altruismo abstracto, no sirve para convencer a los iconoclastas, a los que, habiendo pisoteado las viejas y las nuevas creencias, marchan fieramente con la sonrisa en los labios a la conquista de su propia conciencia, pues que han dejado de ser los esclavos que perecen en la resignación, «tn voluntad para salir de olla, lamentándose como condenados eternos de su desgracia y esperando la venida de un mesías cualquiera, ya sea en foroia. de hombre, de revolución, de catástrofe o de símbolo libertador.

Pero nos damos cuenta de que al elevarnos filosóficamente nos apartamos de la precisión que debemos hacer en la teoría naturista. Hemos de manifestar, en principio, nuestra disconformidad con los que proclaman la importancia primordial del continente sobre el contenido de la vida y éstos

■son precisamente los que se llaman naturistas. los que'quieren hacer del hombre un bello animal que viva luengos años, que no malgaste sus energías, que no tenga pasiones violentas y que sepa, en fin, cumplir las leyes naturales en su íerma más simple y vegetativa. Tampoco vemos con agrado, sino que por el contrario nos causan hilaridad, todos los fanáticos de la madre Natura, los que quieren hacer un dogma la vida agreste de los anacoretas, cantando las excelencias de la misantropía o del alejamiento social. Todas las teorías tienen adeptos ardientes, que es como decir que ninguna se libra del proselitismo apasionado, el que directamente conduce a la exageración. Así vemos, que entre los naturistas, los hay que quisieran retroceder a una especie de salvajismo primitivo y en su loca excentricidad añoran los bosques, la soledad completa, la alimentación frugívora trepau-tk» a los árboles, la desnudez tropical y la pereza congénita del que no debe preocuparse más que de procurarse una alimentación sencilla al alcance de la mano y de la boca. Pase aún lodo esto, pero Jo que más nos indigna, es que se confunda lo bueno y lo malo de nuestra civilización. Alegando vjue todas las conquistas que ésta efectúa producen enerva miento humano, se la condena rotundamente. Los matices infinitos de las pasiones, las exquisiteces del arte, los refinamientos de la inteligencia, son toxinas que acortan y enferman la vida del hombre. Hasta hay quien se atreve a decir que deben rechazarse los instrumentos de música por perjudiciales y porque no responden a un fin natural. Desde luego, que no queremos hacer hincapié en estos argumentos vesánicos para combatir sistemáticamente una teoría, oon la que simpatizamos en algunos puntos.

No queremos tampoco ridiculizar a todos los que se precian de naturistas; estimamos algo más nuestra probidad intelectual para singularizarnos en ataques injustificados, pues no nos guía otro deseo que buscar el justo medio y sacar del naturismo aquello que es compatible con la evolución intelectual de nuestro tiempo, sin caer en las aberraciones sociales que combatimos. Pero, al mismerf tiempo, hemos de afirmar que nos deja indiferentes eBa aspiración que está en la base del naturismo doctrinario y que consiste en llegar al máximum de longevidad en la vida humana. Nos interesa más el contenido que no el continente de la existencia. Una vida larga y vegetativa, puramente animal, no puede ofrecer los atractivos de una actividad febril» agitada, pasional, intensa, aunque sea corta. Los hombrea que se gasr tan, los que derrochan energía, los que no se preocupan del mañana de los poltrones, los generosos, en fin, en las diversas luchas que agigantan al mundo, son como Ia9 estrella» fugaces que dejan un hermoso rastro luminoso y cuya sugestiva impresión no se olvida fácilmente. Desde luego, que no hacemos en este concepto el panegírico del vicio, porque el <iue cae en él es un enfermo, un desequilibrado, un ser iluso Que corre tras la quimera del placer, creándose un estado de agotamiento, total prematuro, que constituye un remordimiento personal, si queda algún destello de conciencia, y un peligro inminente para la especie y para los que le ladean. De modo que cabe establecer la difrc-ucia entre el que se gasta intensificando la vida en todas sus modalidades, haciéndola más bella y más corta y el que se suicida lentamente, degradándose en un egoísmo exaltado de las pasiones, llevando todas sus facultades a la satisfacción de un grosero materialismo, de una vulgaridad harto frecuente en nuestra pobre humanidad. Pero, entiéndase bien, que si reprochamos ei vicio, no nos entusiasma tampoco la virtud que se quiere establecer por reglas inflexibles, haciendo dei hombre un autómata, que debe seguir líneas rectas, trazada* por los moralistas y no las curvas caprichosas que inspira la fantasía de cada uno. Adoptamos, como punto de partid*» para la experiencia de la vida, el usar de todo sin abusar de nada. Es así como nos parece que el individuo puede llegar a formarse un criterio de las inclinaciones más poderosas que. sin salirse por completo de los instintos naturales, le obligan, por el desarrollo intelectual adquirido, a modificar su» satisfacciones, tanto en el orden material como en el de las pasiones sentimentales.

*

Y entremos ya de lleno en la cuestión alimenticia. ¿Puede el hombre actual practicar el naturismo integral, desechando todo producto animal y toda condimentación cocinable? Cuestiones son estas que, unidas a la abstinencia del tabaco, del alcohol y de todos los excitantes, preocupan hondamente a un núcleo cada día más numeroso de individuos, hasta el extremo de afirmar, que la humanidad no se .regenerará de sus lacerias y. no entrará en su verdadera senda, si no se libra de estos perniciosos hábitos. Aquí vemos ya la exageración dogmática que apunta, porque la regeneración humana. dado caso que sea posible, no puede reducirse a un simple ensayo de higiene. Es muy complejo, el problema para poderlo resolver despejando solamente una de sus incógnitas. Todo lo que atañe a la educación individual no puede abarcarse en un extremo puramente material. Si los hombres no í'flHii aún curados de la violencia, forzoso es repeler las agresiones de que se hacen victimas entre sí. Existe una tiranía, una fuerza de dominación que explota a unos en provecho de los menos, un dolor intenso que arraiga en los errores religiosos. en los sofismas sociales, en la lucha de clases, un espíritu libertario en pugna eterna con toda forma de esclavitud. Pues bien, para comprender esto, para reaccionar contra todas las fuerzas regresivas de la vida, para rebelarse conscientemente contra las injusticias de un mundo engendrado y sostenido por el crimen, se puede no tener en cuenta ía clase del alimento corporal y nutrirse con buenos elementos intelectuales, que son los que producen la dinamita cerebral. ia que solamente puede crcar nuevas concepciones vitales. al amenazar seriamente el régimen del privilegio que actualmente sufrimos los productores sociales.

Queremos significar así que sin olvidarnos de la importancia de la higiene, consideramos primordial el amplio campo de la educación, donde se forman los caracteres, se afirman los criterios y se dilucidan los elementos de juicio. Por otra parte, nos parece algo quimérico alambicar la cuestión alimenticia. alegando razones fisiológicas y psicológicas. Que el hombre es un animal frugívoro, que por su constitución orgánica no está conformado para comer carnes, que para conservar su salud debe rechazar los excitantes, son razones que pueden ser buenas en teoría, pero la realidad y la experiencia las desmienten.

El hombre actual no es como el primitivo. Siendo su vida mucho más complicada, tiene que desgastarse en otras mu-chas actividades y. aunque esto sea causa de degeneración en la raza, no hay motivo para alarmarse y retrotraer la cuestión a hipótesis viejas más o menos razonadas. Por encima del análisis químico, de la determinación de los valores ^alimenticios, de las laberínticas tablas de cálculo energético y de calorías, esta la psicología del gusto y del placer.

Sin esta condición, la vida resulta verdaderamente insípida. Haced si no un ensayo personal, eligiendo las substancias químicas que han de nivelar vuestro desgaste orgánico, reducid vuestra ración a lo estrictamente necesario y veréis, como no quedáis satisfechos, aunque poseáis el. convencimiento de que fisiológicamente habéis llenado bien vuestra función. ¿Por qué?... Sencillamente, porque os falta el condimento, el incentivo del deseo, que es la sal de la vida mia-ma. Puede ser una cosa nociva en su esencia' o parecemos tal, pero si la gustamos sin temores, sin preocupaciones maléficas, conseguiremos asimilárnosla sin gran perjuicio para nuestra economía. En la vida total de! hombre entra por mucho su magnetismo: la sugestión externa y la autosugestión influyen de un modo bien directo en el desarrollo más r> raenos armónico de su personalidad. Claro está, que para ludo hay un limite que no puede rebasarse sin peligro, pero también ha de reconocerse que. hasta llegar a él, hay una. gama muy variada de resistencias orgánicas, que son las que forman los diversos temperamentos ideales y los incontable» que resultan del cruzamiento.

En resumen, no todo es cuestión de laboratorio; podra «tete analizar, hacer cálculos, reducir a cuestiones matemáticas ios más entrañables arcanos y. ain embargo, habrá modalidades que escaparán a su examen demasiando frío. Hay la cuestión psicológica, que se presta a las más diversas interpretaciones y, por lo que respecta a la alimentación, apoyándonos en el criterio de Kliaeo Reclns, diremos:

"15* erróneo querer smíalar uu orden «le «a^CMóii regular al dmovol-vi miento del hombre. haciéndole p a*ar d:-1 primitiva rotado de rrccfactor <le fruto* silvestres. de ruiidor, parador, pastor, nómada. y agricultor. No e* el orden evoneflógioo, wno 3a arrexat\6u de los recursos natura !et ia que determina el señero de vid*. Tor eso. el trabajo primitivo, re. «lucido «koiiciftfcuent* a la conquista «iei afánenlo, <**t¿ libado íntimamente a la* condiciones exclusivas de «ada medio telúrico y las diferencian están en ráaón dirreta de los aspecto* naturales que califican al morador ^ejfún sea d 'KMiquc. ci río, e.l mar, la estepa o la montaña los asantes qu%» lo determinen, Lo cierto es que. j>or di hambre, se hnc> omnívoro y, cou la prudencia román a los Animales a&lvajes, snstarA toda cla«e de alimentos y todo su esfuerzo tend^rü a la adaptación. nunque sufriendo las '•alamidadt** guíente* de hrmcH* enfermedades y cambios excesiv.t-inenle durov.

"Por fu rerojeición apreste qúe le liaría observar «1 i recta mente lo* fe«<i rueños de la germinación, el hombre. a'iado con tiempo por la pa cieñe i a y la previsión. aprendió ton elemento* primordial** de la agricultura. di> mesticó animales, *e sirvió de la leche de la? hembras. se hizo pastor númada y extendió au radio de acejón. por la trashuma neia de mi* gn-nados, que le conducían a travf* de diversos territorios para buscar vt Vasto necesario. Según las condicione?» dw! terreno que le alimenta, el hombre es a la v*a, o sucesivamente, agricultor, cazador y pescador, que lo mismo que decir frugívoro, vegetariano y carnívoro y *eg6n el predominio de cada estación pasa tambiíi\ por diferente «eneros de vid». Pero téngase siempre bien presentí, que ningún grado d# civilización se realiza de un modo uniforme, sofriendo en e*v* proceder la mareta diversa de la misma Naturaíeza. A veces esta *e mueatra imperioso y violenta en sus cataclismo* e inipone nuevas condicione® de vida, de la* que puede resultar un progreso positivo par* Hombre, si éat« ba podido adaptara* a la modificación y luí tábido raconatroir el trabajó acumulado que ni desastre ha consumido. Xo siempre, fin embargo. el kora hre 4ríunfa de tan aralanchas naturales r. ra U lucha que «taMa para -»rioe,ifcr*¿ a díferenJe* circunstancia* del medio anterior, puede suceder «iut> nn grupo surumba definitivamente. También los conflicto» nocíales -pu- oriirinnn las invasiones hacen cambiar el aapeovo de una comarca y *>í. la! pueblo catador o pastor. pa*a a ser, por la penetración da to* Siembre* del arado, un anexionado al cultivo, como también pu¿»d* suce fhv qnc un lerreno trabajado sea devastado por horda* nómadas que vudv^n ¡i hacer de «'«I campo de cacería, constituyendo a la par xpi can de rnroce*o en la civilizaeitfn". (Kxtractado de MKI bombs* y ta Tierra"),

Vemos asi que no es razonable dictar reglas absolutas y, ios que tienen la pretensión de haber encontrado la verdadera panacea, so equivocan. A escucharlos, habría que creer que sólo lo» naturistas, es decir, los que hacen un régimen alimenticio de frutas, tienen lucidez de pensamiento, sentimientos elevados y salud inquebrantable, ha realidad nos demuestra que esto no es tan inequívoco como se pretende. En primer término, que la mayor parte de los que llegan ai campo de! Naturismo, aon individuos de salud quebrantada, que, desesperados, al no hallar remedio a sus males, han ensayado curarse o purificar su sangre por medio de las prácticas que éste preconiza. Luego, al ver la mejoría que se ha iniciado en su organismo y. al experimentar los resultados posteriores en toda su economía animal, se hacen urdientes propagadores de tales métodos y acaban por caer en una especie de monomanía, que al sugestionar a otros, tos suele conducir a verdaderos sufrimientos, porque derrochan un caudal de voluntad para amoldarse a ese ascetismo y porque con el argumento de que deben desalojar las substancias morbosas de su vida equivocada, se les ve enflaquecer y adquirir crisis que se llaman de curación y que a veces acaban con el individuo. Nosotros creemos que estos desastres son motivados por querer hacer demasiado rápida la transición del régimen omnívoro al puramente crudívoro de frutas y vegetales, lo que no constituye precisamente un desprestigio para éste último, sino para los desgraciados que se fanatizan y no saben hallar la justa ponderación para lograr brillantes resultados. Hay que tener bien presente que la Naturaleza no hace saltos y que por lo mismo hay que atenerse a lo que ella misma nos enseña en sus lentatí evoluciones. Por otra parte, el argumento de que el hombre primitivo se alimentaba de frutas, no está reconocido por todos los autores y, precisamente, los estudios de la paleontología Jo desmienten en absoluto. Remontándonos al período de Ja piedra tallada en la época cuaternaria, encontramos la primitiva raza de Canstadt (Alemania) que se extendió por casi toda Europa y cuyos restos, encontrados en Jas orillas d» los ríos, hacen suponer, con justa razón, se alimentaba de la caza y pesca abundante que aquellos le proporctonaban A esta raza sucedió, como predominante entre otras, la de Cromagnon, que por los utensilios encontrados, se advierte que se vestía de pieles, se alimentaba también de la caza y pesca y hasta parece seguro que era caníbal.

Véase a este respecto lo que nos dice en la "Histoire na-turelle et Sociale de l'Humanité" Louis Jacolliot: Cuando est* autor nos habla del hombre primitivo, nos describe una escena <ie caza del búfalo y, cuando el animal cae herido por diversas partes, el grupo de hombres se avalanza ávidamente a beber la sangre humeante de la bestia sacrificada en aquellas edades cuaternarias. Pero transcribamos lo que el mismo autor dice:

"Es así que con las hachas, las mazas <le silcx y las osamenta», este bf.falo primitivo, encontrado en las cavernas, revuelto con el esqueleto humano, el historiador, puede, sin llegar u lo novelesco, reproducir mu de Jas ewena» diarias:, por aeí decir, do la vida de los primeros hombre» quA han dejado sobre este globo trazas sensibles de su pasaje.

"Por lo* restos fósiles, se puede obtener 1» certidumbre de que «« una verdad histórica la lucha del hombre con los grandes animates, suí contemporáneos, y estos combates, donde el hombre bebe la sangre d-I animal agonizante, se pucd?u ver hoy aún en las regiones salvajes de! 6abón, en cuya parte del Africa existe el canibalismo."

Ahora bien, los beneficios de la agricultura no se conocieron hasta la mitad del período llamado neolítico y entonce* es cuando verdaderamente se marca el progreso de la civilización, porque, en general, los animales que sólo se nutren de vegetales S4>n los más sociables; pues buscan la unión para la defensa. Por ei contrarío, los carnívoros son de instintos antisociales, a consecuencia de su vida errant » y cazadora, uniéndose sólo, para el ataque. De a^uí deducen ios naturistas que su régimen dulcifica el carácter, en lo cual hay un fondo de verdad, sí se quiere, pero que también conduce a la exageración, la cual se manifiesta al afirmar que i es naturistas son más sanos, más vigorosos y más capaces de una buena producción intelectual. Cualquiera diría que todo? los que son omnívoros son degenerados, incapaces de voluntad y de esfuerzo intelectual, y creo que todoB conocemos individuos de buena salud, que tienen buena descendencia y qu^ viven normalmente, sin hacer caso de lo- que ccm«n. Opino que la higiene de la alimentación estriba sobre todo en la sobriedad y no en el exclusivismo. Los individuos centenarios han sido sobre todo sobrios, antes que? nattrriwtas.

Respecto a las energías sentimental, intelectual y volitiva, no se puede negar que hay más sabios, más artistas y má» hombres de acción entre los omnívoros que entre ios naturistas. Suelen decir también éstos últimos que si hay naturalezas o temperamentos resistentes que se adaptan a todo régimen, eso no quiere demostrar que no hubieran alcanzado aún mayor vida siendo naturistas. Pero, como se ve, este argumento no tiene fuerza de tal ni demuestra nada. Lo que si es cierto, es que el hombre debe ser fuerte y aclimatarse a todo género de vida para tener más amplitud en sus relaciones humanas. No puede reducirse a las regiones cálidas del globo para hacer el régimen crudívoro que preconizan los naturistas puros. Tiene que extenderse por toda la tierra, que es su reino, y poner en actividad su naturaleza sumamente adaptable para hacerse a las condiciones del medio ambiente que le rodea. En los países extremos, donde la temperatura es inclemente y donde la vegetación no es exuberante. vemos, sin embargo, que los hombros viven y se reproducen y son a la par robustos, si es que no han degenerado por los vicios y los excitantes de la vanidad y de la ambición.

De escuchar los argumentos de los naturistas dogmáticos, debería la humanidad hacer un éxodo, abandonando las regiones frías para dirigirse a los climas cálidos, donde se pudiera vivir casi desnudos y donde las frutas no faltasen nunca. Nos parece que tal pretensión no concuerda con el estudio de la habitabilidad de nuestro planeta que. excepto en las regiones polares, lleva de un confín a otro las inquietudes y las luchas de la civilización. No vamos a hacer aquí una crítica de los avances reales del progreso humano y de todo lo ficticio y daüiho que a su vez ha creado: casi se puede afirmar, sin profundizar demasiado en las causas ni ir demasiado lejos en la filosofía de la historia, que el aleja miento del hombre de la naturaleza ha producido muchos dolores, cuya continuación ha llegado a la mayer exacerbación, pero esto no quiere decir que hayamos de caer en fanatismos doctrinarios y que hayamos de cantar las excelencias de la Naturaleza, aceptando hasta la aberración de condenar todo progreso industrial, que podría ser en una sociedad, organizada sin privilegios, causa permanente de bienestar humano* y de intensidad vital, pues como dice un autor muy bien:

"Desde el principio de su existencia, tuvo el linaje humano que soto'.»-terse a la» fuereas físicas; uunca ptido en su soberbia encadenar k>.s ale-mentes a im antojo, a ates bien fué un ««clavo perenne de ellos; Unto,, que ¿i aun libre le dejan para desarroparse normal y uniformemente*

1»U« csui tan su pedí ludo a su acción, qu* adquiere en *u creoñraeote modalidades innegables, hogún los «¿emento» que i«Ss directamente le luin acechado y que transmitirán ác jror»era.i6o «n ¡reneraciún tomo marca imborrable de su servidumbre".

*

En efecto, no todas sou rosas en la Natura: por doquier la lucha nos rodea y estamos sometidos a todas sus inclemencias. El hombre tiene que sudar y discurrir sin doscanso para poder substraerse al dolor de su mísera constitución orgánica y gozar de los beneficios de su cultura. No siempre ia Natura se muestra madre amantísima de sus hijos, sino que muchas veces es una madrastra cruel y huraña. Aunque pasemos por impíos de la nueva religión, no no» importa ser irreverentes contra el dogma y. si no consideramos lógica la blasfemia contra la ficción Dios, en cambio nos parece acertada como desahogo de ios que a veces pueden clamar contra las imperfecciones de nuestra propia naturaleza.

Además, puesto que la vida del hombre se ha hecho tan compleja, quisiéramos que en el estado actual de evolución hubiera alguno de eso» dogmáticos naturistas que nos Enarcase los límites entre lo natural y lo ficticio.

Para nosotros todo lo que existe e» natural, obedece a la ley eterna de ciclos de evolución y nada más ¿Pueden decirnos los que se proclaman naturistas. dónde empieza la virtud que se rige por las leyes naturales y dónde acaba para dar lugar a la excitación reprochable de lo artificial? ¿Dón-<le están esas fronteras, cómo marcar esos límites que separan lo natural de lo que no lo es? Los naturistas lógicos, en todo caso, serian los salvajistas a que hemos aludido y que constituirían, si alguno hubiese, casos de verdadera regresión, de anormalidad y de desequilibrio, que nadie tendría en cuenta en general. En efecto ¿quién sería bastante loco para pretender hacer retroceder al hombre a estados primitivos, so pretexto de que la civilización lo debilita y aniquila? Jfisto equivaldría a negar todo el progreso, toda esa lucha épica que el hombre ha sostenido con la misma nata-raleza para estudiarla, arrancarla sus secretos, domarla y transformar sus energías en beneficio humano. Nuestro deterninismo social nos hace conocer que las ciencias aplicadas sirven exclusivamente hoy para afianzar los privilegios y que sus beneficios no llegan a los desheredado». ¿Más qué importa eso para condenar todo el progreso artificial? Mientras haya mentes rebeldes, mientras latan corazones de elevados sentimientos, mientras haya núcleos idealistas, por pequeños que sean, que se interesen sinceramente por la transformación social, aniquiladora de privilegios injustos, existirán fuerzas latentes cuya evolución no podemos preveer.

pero que pueden llegar a hacer que la ciencia establezca una moral universal y sea el patrimonio común de todos los hombres. Bástanos constatar esta ley, sin que nuestra impaciencia pretenda fijar el tiempo de acuerdo con la premura de nuestra vida para la realización de ese alto ideal. •

Ahora bien, nosotros acusamos a los llamados naturistas de grandes inconsecuencias, porque poco importa que sean, tales en la alimentación, si al mismo tiempo viven de acuerdo con las condiciones sociales detestables.

K» efecto, hay quien vive de engañar a otro, comerciando-o ejerciendo profesiones que dicen muy poco en favor de la. Naturaleza, sometiéndose a las diversas vanidades de la tal' «a civilización y a las preocupaciones y prejuicios morales. /.Qué importa, por ejemplo, que un proletario se alimente de-frutas, si lo que su organismo gane hipotéticamente por este régimen queda destruido por el exceso de horas de trabajo en el taller y por las malas condiciones higiénicas de su vivienda?

¡Cuánto mejor seria que se pusiera toda la voluntad y lo» recursos de la energía en libertarse de las malas condiciones sociales, antes que pensar en el problema secundario de la alimentación!

Y ahora, vamos a entrar de lleno en la cuestión terapéutica del naturismo, que parece ser el eje sobre que so mueve especialmente toda 1a doctrina. Hasta hace poco se preconizaba entre los naturistas el método de Khune, que parte de la base de la unidad de todas las enfermedades, o sea, que teniendo todas ellas una causa común, la intoxicación, tienen también un remedio único. *

Excluyendo toda medicación interna, el paciente no debe hacer sino ayudar a la naturaleza por medio de la aplicación del agua, hasta que se realice el procesa de regeneración. si el organismo cuenta aún con suficientes reservas vitales. Toda enfermedad debe salir por las vías naturales, para lo cual, los baños derivativos con fricción hacen el efecto de arrastrar al bajo vientre todos ios humores malignos* que lleva la sangre.

La última palabra en cuestión naturista es la trofología» que es la pseu<kvciencia, que pretende por la alimentación prevenir las enfermedades, y la trofoterapia, que es otra pseudo-ciencia, que pretende regenerar los organismos enfermos por una alimentación exclusiva, en la que se estudia la incompatibilidad de ciertos alimentos y las perjudiciales fermentaciones que producen en la vía digestiva. Para hacer el diagnóstico, el procedimiento más naturísta es el examen «iel iris.

La cosa no puede seT más sencilla: En el iris se fijan tudas las enfermedades sufridas o latentes en el individuo. Cada punto o cada mancha que se apercibe en el iris corresponde exactamente a la lesión de un órgano. ¿Qué decir tle todas estas teorías? Nosotros creemos que alguna parte de verdad se encontrará en ellas y. no teniendo conocimientos profundos para impugnarlas de un modo metódico y demostrativo. nos limitamos a consignar la flagrante contradicción de los procedimientos de cura del naturismo. En efecto ¿qué tienen ellos que ver con el simple instinto natural del hombre? No constituyen ni más ni menos que sistemas artificiales. inventados para reeducar el organismo, pero podemos decir que este es el proceso al l'in y al cabo de toda la medicina clásica y moderna. Si fuéramos a extendernos en esta cuestión, tendríamos para llenar cientos de páginas. Fijaremos nuestras ideas personales a este respecto, diciendo que todos los procedimientos curativos son buenos y han sanado o pretenden haber sanado a muchos. Lo que precisa sobre todo es que el enfermo no sea un desahuciado, que tenga reservas vitales y sobre todo una fe ciega en su curación. Sería interesante hacer un estudio de la evolución de la medicina y de su historia, pero no vamos a recurrir a él para afirmar lo que decimos de todos los métodos curativos en general. Cada uno de los lectores conocerá, por experiencia propia o por relatos, alguna cura realizada por procedimientos comunes y no comunes.

Muy sencilla debe ser la ciencia naturista. a juzgar con la facilidad que se hacen profesores. Los que hace unos meses eran zapateros, albañiles. sastres o pasteleros, se improvisan en una lijera iniciación médicos naturistas. que no curan gratis, sino que exigen el dinero al hacer el diagnóstico. Hay. sin embargo, médicos oficiales que se conforman con curar o remendar el organismo antes de recibir la remuneración.

Más no queremos empequeñecer la cuestión personalizándola. Queremos por el contrario hacer patente su complejidad y así diremos con el Dr. Galtier-Boissiére en su prefacio del "Larousse Medical":

"No e*. sino después de largns estudios teóricos y prácticos, que se llega a poder curar a los enfermos. La* alteraciones de la saflud son cotas individuóles; cada uno. por el hecho de su doble herencia, de su higiene, de su edad, de *u talla, de sus afecciones anteriores. transforma ••1 lípo general «le la* enfermedad**.' patnbtacido según término medio <ie lo< ra*o* lo* innS cararieri^lW,

Sirvan estas palabras autorizadas de preámbulo para dar tina idea del arsenal complicada y hasta; creemos eficaz de la medicina moderna, que va desechando poco a poco la aplicación de drogas por vía digestiva. He aquí un resumen de un Doctor que pretende rejuvenecer y alargar la vida a más de cien año». Es el Dr. Kruinusan. que ha escrito "La cura del Rejuvenecimiento", libro vertido al español el año 1922. Dice en su libro que él obedece a los siguientes factores:

"I .v l.a deeiiitoxic&fión !>ur método del l>r, fiuelpa. que constate tu una simplicidad y una inocuidad extrema*. realizando por medio de) ayuno. d»' la purga y del lavado bfdrico del intoetino, coiidicwnei» ideale* de reposo, de limpieza y de renovación bulares

YA movimiento, o w» ia terapéutica del ejercicio divwaaa mi-tiifoptoeione*. cmtvo muí: el masaje, iu cultora fUíca bu.\o la* forman de L'imnuwa edueafiva y deporte* raciónale*, para combatir la patología de inacción o el >edemnrismo.

dietética. que ron«**t« c*u determinar la* noceaidadea raalea <lei organismo: quiere decir la cantidad de albúmina, de *aíetv minerales. de grabas, di- hidrato* de carbono y de agua indispensables para m&n-lemér en equilibrio la coda posición del cuerpo; y una vei determinada*, traducirla* en una forma alinjejitúia tan vanada romo posible: >a «pjit los órganos de Ja digestión no aon una retorta do laboratorio^ niño, un compuesto neuro-viveral, en el que lo* «-antro* nervioso* t aensoria-

1dcH*?itipenan un pape! importante. BaaándonOK en lo» trastornos £un-

« i ctonate*. lux regímenes perpetuos son un contrasentido terapéutico y jamáa

se llegará a la completa restauración de un órgano* si ae le ©vita el esfuerzo que exalta y desarrolla *n vitalidad. Al término de la1, cura, el sujeto debe ihtd'/r comer de todo *in excepción, pero su educación higiénica le habrá dado el discernimiento y la medida suficiente para uaar de lodo y no abusar de nada.

"4.° La e^iergía eléctrica aplicada a la electro-terapia, qu.:» produce verdaderas maravillan, con la mil* perfecta inocuidad, cuando los apara-tos están en manos dt> médicos experimentados, pues para desarrollar toda au efic-acíut la eJectricídad debe estar ¿orificad** y formulada, como toua medicación activa,

é*5.0 l>a lúa, desde la solar hasta las radiaciones extreman y Iob Rayos X, asociando en las sesione* de cultura fíaica íntimamente lo* tres factores de primer orden: movimiento, luz y aire. .

El calor, empíleado bajo gran variedad de formas, utilizando diferentes vehículos y toda* las escalas de laa temperaturas, d*ade 80 grados bajo cero hasta algunos cientos sobre cero.

^.•^Los gase*. como el ozono, el oxigeno, eí ácido carbónico y ej radio.

M8.# El agua en'au arción mecánica y térmica o hidroterapia y e* mi misión alimenticia.

449.* La opoterapia, o aca I05 exiracto? glandulares, (¡raidUuu^, mi terrenales, estomacal**, pancreáticos* intestinales. ovsriunov. biliares, titulares, mamario» o intersticiales. adema» 1a ¿utotancia reabra!. undular, renal, herputica y muscular.

"10. y último. La psicoterapia, une rtrrlí romo verdadera vtgífeni-en toda esa pama di? energías en que W médico datará efogír U serio da arma* que tendrá que utilizar para «l r^atablecimiento d<- la salud."

•'Esta revista sucinta y demasiado rápida. por rítanlo hfüw debido condensar «n ella materia suficiente para varios grueso* volúm^. /ios da, sin embargo, una idea de Ja varillad do lo* uuMio* de acción que* poseemos para sostener los organismo* decaído*. regenerarlo* y ri-HUbi*-cer su equilibrio funcional.

'Todos estos factores, manejado* por un liotnUr* experto, i ín«/>n-#¿roj y pueden ssr aplicado) ron éxito en ^jfc'/tfatV/* "fad y sin ningún* cent rain dicúfión.

"Como se ve, nuestro arsenal terapéutico se enriquece r«da día mas eficazmente: sueros, vacuna?-. secrerione* de la* ÉclánduUs interna*, tados coloidales, fuerzan natural**, romo la imanación del radio. nicho* de desintoxicación y depuración. .. cuda día «uevA* uoriumv de higiene destruyen monstruosos mrore* iM pasado, y para aplicar las diferente» procedimientos de cura, hay que hacer un minucioso estudio del organismo por todos los medios de que dispono boy ta ciencia: clínicos, físieos, químicos y biológicos. Kste estudio, que dura varios días, jmnru t* elaborar un balance económico que. a su diera los elementos ito

)a cura por lo que k« Baina el diagnostico y delie ir precedido a modo de prólogo por el estudio d;? los antecedan** hereditaria* y personales desde el nacimiento; la manera do vivir. lu r.b^e de liabais ia* enfermedades, las aficione», la evolución física y psíquica y la vida artual del sujeto* Anotadas la» deducciones, viene el examen 1isioV>5»oo: ol j>es'> y la taHa para juzgar de «lo normal y do ta anormal, el Análisis de la orin;». de la sangre y de los excrementos, eximen de las viscera* ;>or los rayos X, la morfología o aspecto de las formas exterior**. completada por ol interrogatorio de los órganos con la* medios de la tronica cttnioa: palpación, percusión, auscultación, estudio de la circulación, lomr¡dad «macular, reacciones nerviosas y calidad y valor de lo* tejidos. |>nr ultimo aspecto de la piel; su color y temperatura.

"Después, y como final, >icne el análisis de la pniquí* del enfermo para conocer su voluntad, su energía, aus resorte morales y m* aptitudes. He aquí el gran recurso, si poseemos la suficiente ciencia para emplearlo en la obra de regeneración del enfermo".

Hasta aquí la técnica moderna, que como se ve no tiene exclusivismo, sino que combina de un modo que parece sabio todos los procesos de curación. Creemos queda desmentida :a trofoterapia o sea la alimentación exclusiva- Vamos a •ombatir todavía este punto qué parece ser el más fuerte ríe los naturistas. apoyándonos siempre en hombres de estudio y do ciencia.

Véase lo que el Dr. Armand Gautier dice respecto a la alimentación en la "Revue Scientifique" 1907:

4 prwAUricín en precaución. de exageración en exageración, *e ba «legado para Jos alimento* y las hfbidas, a tcm?r rodo. La éarne, Qna aporta mis pretendidas toxinas. el valdo. que non Uena de revídao* aaoado*. Ia* legumbres que no* debilitan y dilatan nuestro estómago, ha*ta Ion be-

la< f resta*. y los pequeño* rábanos rosados que nos infectan .microbio* y bacterias, la I rlte que nos tuberculiza y no* llena de grasa ; agua. la manteca, que ni concretarle, reúne y condensa toda* ías im-nirosa* de Ja leche, el pan que a<"sdif>cH nuestra sangre, b* papaa y

10 * farináceos que. no» hacen obe*o*. ei| vino que quema bI ebl&nago y uos alcoholina, la misma agua que puede intoxicarnos y aportarnos al :ifus i Qué podernos comer y beber con toda *eguridad?

"(¿nard&nono* d«' todas esta» exageraciones Oomarr»o> regularmente, sc-*un nuestro apetito, todo?» k>* alimentos reconocidos en todo tiempo in otart.-tivop, rodeémonos aolamente do Alguna* precaucione*- mas en tiempo* de epidemia, en la elección y cocimiento del agua y de loa alimentos. Ka

11 abuso de los alimento* el que no* intoxic% y no su uso moderado".

Y añade el Dr. Galtier Boissiére en el mismo prefacio del "Larottsse Medicar1:

•'Importa que el mundo sepa, que ai e* ciirto que enlamo* rodeados do enemigos, tenemos también en nuvsíro organismo defensores enérgioos, loa fagocitos, y que simples procedimientos de higiene permiten suprimir una uuirf parte de nuertro* adversarios exteriores

Después de todo lo manifestado, dígase, si en conciencia los naturistas-profesores pueden calificar de charlatanes y embaucadores a todos los que ejercen legalmente la profesión de la medicina.

Es de creer que ha habido y hay médicos altruistas que han tratado de mitigar ya que no de curar por completo, las dolencias humanas. Merecen algún respeto los que estudian y hacen trabajos de laboratorio, Pa&teur, Kock, Kr-:ich, Caj&l, por no citar a otros, son doctores eminentes que, sin embargo, no han preconizado la curación naturista.

Precisamente, con motivo del Centenario de Pasteur, que acaba de celebrarse, según palabras pronunciadas por el Dr. Calmette:

"Todos los pueblo» civHiaado* del mundo glorifican la obra del mayor genio bienhechor quo ha conocido la humanidad. La obra de «le sabio se extiende, y sus laboratorio* e institutos se multiplican en todo

*

c) mundo basta frJ punto que puede proveer ¡a época *¡n duda próxima en que *ada capital y acu>o oada gran centro de población posea sn instituto l'üst? ur. evigido mA* ivor previsión que ]ior reconocimiento de lo; hombro*. Ningún puvbk» jXKlrá prescindir de eMos laboratorios que ser A ti. según h%< palabra? protfticas del mismo smími, "los icmpios del porvenir de la riqueza y del bienestar".

"Sin lo> descubrimientos d- I'astcur. ufinna el mismo l)r, falmette. el cólera, la p«-st*. el ¡alttdisnio. la* disenteria*. l;i enfermedad del sueño. n<ts hubieran impedido toda esperanza junrtnirion en regiones arte* malsona», del Africa, india. Indochina. Malasia > América Kcua-forial/*

Xo es Que nosotros queramos hacer una idolatría de la ciencia, prosternándonos ante ella, sino que buscamos ei mérito y los beneficios materiales que ella produce, al mismo tiempo que combatimos sus desviaciones homicidas o simplemente perniciosas. Si por lo que se refiere a la medicina empírica, no podemos hacer una defensa de ella, por que no creemos en sus resultados eficaces, en cambio los progresos de la clínica y de la cirugía, con sus métodos de antisepsia y sus operaciones verdaderamente prodigiosas, no dejan de merecer el asombro y el reconocimiento de la humanidad. En la suegra horripilante que hemos conocido, se puede afirmar que el naturismo no hubiera salvado muchas vidas. Se precisaba la c.ljragiu de urgencia para curar Jas monstruosas heridas causadas por los* proyectiles y al mismo tiempo grandes medidas profilácticas para que los ejércitos no fuesen diezmado» por las epidemias y el hacinamiento de una vida en pugna con la más elemental higiene.

A este respecto vamos a citar ana fie las maravillas de la cirugía, aplicada» a los mutilados del rostro.

Copiamos cíe un periódico:

"Después de 4») operaciones en la cara, un jovvn de Oardiff, quo durante la guerra tuvo una part* del rostro arrancada por una explosión, puede ahora mostrar una ía* ordinaria. >obrc !u que 110 se distinguen mis que insignificante* cicatrice*.

•'Durante las cuatro años que pasó en id hospital» los trujanos le han reproducido la naris y el labio superior, y después J* han reconstruido una dentición casi completa y para terminar todua esta* operado»*!}, le han transplantado en el labio superior un pedazo do piel de la garganta dondo nacía una <wpc?fc barba.

"Kste gran herido de la guerra, muy contento de *u nueva cara, riza ahora un poblado bigote, completando perfectamente H aspecto natural

de este vi*age artificiar.

Claro que puede objetarse que la guerra y otras calamidades no son una consecuencia natural y que, por tanto, lo que debe cambiar es la vida del hombre, antes de buscar remedio a sus desviaciones. Estamos de acuerdo, pero la realidad es otra y, si las equivocaciones conducen a lo artificioso, por una reacción artificiosa también ha de evitar el hombre aminorar sus dolencias.

Como argumento final, so clama contra la degeneración do la especie y aquí apunta de nuevo el loco orgullo, la hinchada vanidad del llamado rey de la creación. Pigmeos que somos ante las leyes del cosmos, partículas imperceptibles eji la vida universal, ¿por qué creernos eternos, por qué torturarnos ante la degeneración humana, si ella puede ser la consecuencia fatal de un ciclo evolutivo que toca acaso a su fin?

De todos modos, aunque la degeneración humana sea un hecho, la ciencia pretende todavía poner remedio por procedimientos bien diferentes a los del naturismo.

Sin afirmar en absoluto el resultado de tales experiencias que, como todas las cosas humanas, tienen sus partidarios y sns detractores, a título de intorme reproducimos lo que afirma a este respecto el Dr. argentino Adolfo Xocetti al regreso de su viaje de estudio de 10 meses por Europa, según "La Nación" del 13 de Mayo de 1923.

"Ia>* diarios d^- Londres nmistruu asombrados de las operaciones quo estA realizando el profesor Hteinacb. de Viena. para prolongar la vida.

,4J/i> rierto rs que en estos último.-, meses h:»u regresado a Inglaterra tambre» de eier.cia y competencia indiscutible.», declarando que el profesor ¡Stcinach hrv hecho rejuvenecer hombres y mujere* que habían alcanzado la* últims* etapas de la «dad renil, devolviéndoles el vigor quo tenían a los tresnta años.

"Pot-o tiempo despué* do practicada la intervención, el paciento comienza a rejuvenecer, los cabellos blancos «¡e vuelven obscuros en Cautj que desaparecen las arrugas y lu cara recupera !a frescura de la juventud. Pero, lo más asombroso es lo que pa?a en el cerebro, que se vigoriza y recupera In potencia anterior, produciéndose una admirable combinación entr-í» eso vigor juvenil y lo* conocimientos y experiencias con que la vida lo ha enriquecido.

'"La operación no consiste en e] injerto de las glándulas de otro semejante o de un animal, sino en el injerto de glándulas existentes en el cuerpo del propio paciente. K» la mujer. eJ injerto debe s<tr de una glándula fresca de otra mujer mis joven. Estu no queda perjudicada, mientras que 4a m&ft vieja obtiene el rejuveaecimiento perseguido. Así se han rejuvenecido mujeres do <e*cnta años, y, a esa °dad, lian negado a veccs a teuer familia.

*'K1 método se basa — continuó el Dr. Noeeti — e>n mucho» afios de .experiencias hechas en ratas. La vida norma» de una r4ia e* de 24 mese*. Kt profesor Steinach ha conseguido rejuvenecer rata* de arabo* sexos, j.-^ ba crecido el pdb y Uan recuperado su agilidad. A<i han vivido vi doblo de 5o normal y. con nuevos injerios, hasta e! tripíe. Kxtendsdas sus existencia* en «sa forma, raui* han piwaío v sus hijos han .nacido sin ningún *¿gno de degeneración,

••J5I profesor Steinach cree que se pueden obtener idénticas resultados <on los seres humanos. Suponiendo a un hombre di ochenta años se le puede volver tres veces a la edad «le cuarenta, lo que ír> haría vivir nada tumos que l$<» años!".

En París, .'A Dr. Voronofí dio una eonicruncúi «u mi laboratorio de biolo-trbi experimental que dirige en La Sorbona a varios médicas extranjeros, y uHC nos mostró aJgunos casos operado* por 61. qu* a juagar por las fotografías ayterioro y por las dato* su mit rados por los mismos enfermos. hacen que sea una esperanza pura la ciencia Ta4 cuestión de la !ong«?v¿dad por k>s métodos glandulares".

Véase ahora lo que opina, en resumen, el Dr. Juan E. Garulla. en otro artículo de "La Nación'9, sobre el ' Rejuvenecí-intento":

Por otra parte, ni Voronofí ni Stcinacb. han podido presentar has t* la fecha un ca.su de verdadero rejuvenecimiento. Se trata de mejorías parciales, minen te* únicamente a la dsferu sexual, dentro de la cual es innegable un aumento de actividad. Las células nerviosas y los demás órganos nobles quedan como estaba)i. No negatnos que esto sea un resoltado y bueno, pero hay que convenir en que estamos todavía muy lejos de babeT hallado ía fuente de Juvenció y en que es muy dudoso que ese sea el mejor camino para ir a olla.

...Kn cuanto a Steinach. es probabb que su método operatorio tenga más falto que el de su colega. Ultimamente se lo ha empegado a emplear como terapéutica fuerte en ciertas dejaciones sexuales masculina*".

Resumiendo esta primera parte de nuestro estudio, diremos, sobre higiene y salud que es malo traer en exclusivismos y fanatizarse. Deben razonarse todas lps cuestiones que plantea el gran problema humano.

Una de ellas, y no la menos interesante, es la conservación de la salud, que fia como cima la posibilidad de prolongar la vida.

Reproducimos a continuación un artículo publicado en ia Revista "L'ldée Libre" :

PARA LLEGAR A VIEJO...

"Llegar a viejo....; he aquí la ihisión que acaricia la ruayoria de loa h urna nos 1 No envejecer demasiado a prisa, prolongarse... \ Y cada uno aporta su panacea y su srstma! ¿Qué hay de sólido en esto?

"Veamos k) que 4iee el ]>r. Legrand en d 4H*rcHr* Jr vite* del5 Este estudio e* muy interesante. 1.° porqm* su Milor e* un nspcv* cialista en la cuestión de ta longevidad, como lo demuestra en uu importante tratado por d publicado: 2.* porqne uo se sujeta u »¡*ivma o* dopu alguno y demuestra una completa imparcialidad.

"Para llegar a viejo, dice, hay que poso?r ante todo 1* 'aptitud htr+tli-taria a )a longevidad. Ki e*te temperamento os falta, podéis seguir todo* lo* regimenet conocido?, acaso c-onsigúi? vivir algo m¿?». pero no llegareis-a una longevidad fxtfptixnxal.

"Mas esta aptitud de,be conservar**. y ia máyor ?\urt# lie to^ qut la poseen, baoen, al contrario, todo lo que puede estropear su salud y abreviar su existencia, por iabu*os de toda claae.

"Podemos preguntar si el régimen de atotinaucia no ^ uidiypensmM* # en ta) circunstancia. El Dr. Legrand no lo erre de un moda »bvoí*río: "Seamos sobrios, temperantes, continente» sin axceso. No penswno^ nunca que bay que ser vegetariano, o mejor vegetariano «elusivo, o aún completamente seco, tomo se dice hoy en América, par* vivir un *igtfu —"

"Sin txctBon... compréndase bien, Pero ¿cómo saber extetmnseata don-de «'omienrH el abuso? Ademi?, ciertof temperamento* resisten más que otros; lo que es un exceso para mí, cacado no h> ca para mi veri no. En todo caso, por lo que refiere a Jr* venenos violento*. el

alcohol y el tabaco, el eseeao comienaa con el

"Aún en dosis imperceptibles, estas substancias son siempre nefata**. Y ade*ni8, se empieza por pora cosa, que es preciso numentar. porque el cuerpo se acostumbra. Nadia puede afirmar qu* serí siempre dueño de su voiluntad y numerosos ejemplos no* prueba ta cada día que es lo contrario lo que sueede.

"La misma observación puede hacerle para I» carne, bien que se» menos nociva, pero de la qun puede prescindir muy bien. Kn *uaia. t/na alinwntación ¿ensilla y sona t* el idtah Para vivir y enve

jecer lo mismo, hay que ser sobrio, limpio, harer ejercicio y seguir Ins dictados de la higiene.

"Estamos de acuerdo con el Dr. Legr&nd sobre una c ustión muy importante:

"Uay qu* *tr ale&r* v opttmiitt*9'. Nada de Espíritu triste, pensando continuamente a su régimen, a sus enfermedades (imaginaria* muchas-veces) y cayendo en la neurastenia por obsesión o idea fija.

"Elevemos sin cesar nuestros pensamientos, olvidemos lo mas posible nuestra esetavizadora individualidad; ¡Hay tantos problemas y cuestione a apasionados para estudiar y comprender!,. .

"En resumen: una vida simple y sana, sin abusos ni' intoxicación*», aire, «di, agua; espíritu alegre y optimista. ideatiftmu racional, amar pra-fundo de la vida y de sus beHeas. todo eato no puede mfit que mantener nuestro equilibrio y fortificar nuestra vitaJidád".

Estamos de acuerdo con los naturistas en que el funcionamiento de los mataderos es algo muy repugnante contra eL

sentimiento: pero, no por eso se lia do llegar a lanzar la excomunión contra los que con sobriedad usan todavía de la alimentación cárnea.

Otra de las razones que pugnan contra el naturismo puro es la procreación consciente y. sin embargo, yo opino y defiendo la tesis de que la pareja humana no debe tener mii3 hijos que los verdaderamente deseados, sin que por eso ha va

de privarse de los deleites del amor.

*

% k

Sintetizando, pues, vamos a definir el naturismo libertario. considerándolo como graduación hacia el bienestar del individuo y de pequeñas colectividades, sin la pretensión de hacerlo extensivo a toda la humanidad, porque en este caso deja los límites de la vida real para remontarse a las regiones de lo abstracto, donde todas las teorías adquieren el carácter de dogma. Consideramos las tases del naturismo racional. partiendo de la base, que es la educación intelectual, la crítica social, la despreocupación en todas sus manifestaciones, la lucha por la emancipación económica y, por ultimo, la vida agrícola cultivando- Ja tierra y viviendo de su producto sin explotar ni ser explotado.

La cuestión alimenticia debe tenerse como primordial en caso de enfermedad y como secundaria en plena salud y robustez física, dejando a cada uno resolverla según el medio en que viva, sin caer en las exageraciones de un ascetismo que., aún siendo voluntario, no deja también de ser doloroso. V dicho esto, entremos de lleno en el concepto libertario que tenemos del naturismo haciendo un poro de. filosofía.

Resulta verdaderamente incongruente que los que aspiran a una sociedad más razonable por la educación de los individuos, no se preocupen por llevar a la práctica de su existencia material, aquellas verdades positivas que la ciencia ha descubierto y son compatibles con el estado actual del conocimiento. Ks preciso que se afirme más y más el imperio sobre sí mismo. No basta pasarse la vida ergotizando, sino que la satisfacción de las ideas se ha de hallar precisamente en la aplicación de los métodos que inmediatamente sirvan a un relativo bienestar dentro de las preocupaciones dominantes. La fuerza de los atavismos sujeta a la humanidad en moldes estrechos y anacrónicos que están en perpetua contradicción con las demostraciones que la observación y el análisis físico han ido acumulando. El espíritu del siglo va desprendiéndose, aunque paulatinamente, de aquellas abstracciones metafísicas que proóeden del dictado religioso y, por tanto, los que siguen esta corriente evolutiva» que prepara la liberación de las inteligencias, matando Ichs errores seculares, han de procurar renovar Incesantemente su mentalidad adquiriendo esa sutileza intelectual que nos anima a examina i todas las teorías para sacar el provecho práctico que puedan llevar en si. Porque ha de tenerse bien en cuenta que l.j verdad progresa por la energía de los que la propagan; que las ideas razonables han de infiltrase en las gentes por el ejemplo que den los consecuentes y que. en definitiva, toda teoría que no se trata de practicar, por hermosa que sea, no se impone por si sola, si no hay individuos capaces de implantarla primero en su propia experiencia.

Ofrecen un espectáculo añejo y lamentable todo» los que vanagloriándose de despreocupación y de actividad razonadora, son en su aspecto exterior idénticos a los que no tienen otra norma de vida que la estúpida pasividad rutinaria. Lo* anarquistas que representan la conciencia de la humanidad libre. si quieren ser sinceros, si sienten bien hondamente las ideas, deben hallar en éstas la inspiración de todos sus lutos. excepto, naturalmente, en aquellos que no están de acuerdo con la conciencia y que son impuestos por fuerza mayor que la que el individuo tiene para defenderse o no acopiarlos en absoluto. El afán de los que ajustan su vida al ideal, anticipándolo, estriba en divulgar verdades sencillas y as¿ quibles a todos y ridiculizar la pedantería de que hacen gala los farsantes, los vanidosos y los que viven en constante ficción. Es chocante, sobre todo, oir en todas partes dltirám-bicos elogios a la libertad y ver los reducidísimos esfuerzos» que personalmente, se hacen para librarse de las Infinitas esclavitudes que los propios convencionalismos falsos nos crean. Y es esto debido a la'falta de convencimiento. Se temen los juicios del enemigo. No se quiere chocar rudamente con él. sino que se establecen pactos, y se le conceden prerrogativas vergonzosas, con las que se engríe y se hace fuerte. De tal modo, la verdad no se purifica de las escorias que la cubren y el ostracismo intelectual seguirá dominando al pensamiento, haciendo que el individuo siga siendo un sér inconsciente y atrabiliario dentro del desbarajuste social. Es indudable que el concepto capitalista, brutal, repugnante, egoísta y estulto es el árbitro de las costumbres civilizadas e impone en los más pequeños detalles de las manifestaciones de la vida humana su absurda dictadura. Si los que recono cen el silogismo anarquista como proposición universal, aplicación de conducta particular y consecuencia del futuro y común bienestar, no tratan de reformarse, interior y. exte-riormente, haciendo tabla rasa de cuantas tendencias encontradas obscurecen y deforman el ideal, éste permanece esta

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cionario en su primitiva elucubración y no adquiere consistencia material. Claro está que para la inmensa mayoría todo se reduce a ia sumisión absoluta o a la protesta permanente y teórica.

Muchos, imbuidos, sin darse cuenta, del grosero epicurismo burgués, combaten el entronizamiento del vicio, de la holganza y de la riqueza, no por la belleza de la justicia! ulterior, sino porque sienten el peso de su miserable estado de ilotas y no pueden gozar de esos bárbaros sibaritismos de los potentados, de esas artificiosas satisfacciones que proporciona la fortuna y el macabro cortejo de los degenerad ores excitante».

Se vitupera la existencia violenta e intranquila de los ricos por creer erróneamente que detentan todos los bienes de la tierra. No parece, sino que el individuo por sí mismo no valga nada y haya de estar supeditado eternamente a la voluntad de la tiranía.

Ix» que sucede es que todos tienden a croar intereses sociables, porque en todos domina, más o menos, la disposición ra rapante, todos desean ascender sobre los demás, supeditando el bienestar a la codicia del dinero. Más que se desprecia, se envidia el refinamiento en que viven los parásitos sociales; su suntuosidad, su boato, su lujo, sus placeres enervantes, y así unos y otros se confunden, pues reconocen expresa o tácitamente la dictadura externa. Los que parecen seguir la moral de la rebeldía creen que sí la transformación social se realizara, el individuo se mejoraría. No podemos expontánea-mente negar el determinvsmo. o sea la influencia del medio, pero también afirmamos que son lo» hombres los que forman y transforman la sociedad, y, por tanto, su felicidad no está fuera de ellos sino que les es ingénita en un estado conforme a la Naturaleza. Esta afirmación lleva consigo una doctrina de puritanismo, que no puede confundirse con el de un sistema religioso y esclavizados sino que ha de Interpretarse como rigorismo científico en el sentido de facilitar la vida humana, combatiendo el progreso en lo que tiene de inútil y perjudicial y adaptándose en suma a una vigorosa simplicidad material reñida en absoluto con todas las superfluidades de la civilización que, sacando al hombre de su centro, lo hace enfermo e infeliz.

No quiere decir esto que se haya de retornar al salvajismo primitivo ni que se haya de seguir exclusivamente el malthu-sianismo, el individualismo, el vegetarismo, o uno de tanto* sistemas que pretenden ser la panacea universal, sino que reconociendo que el individuo no puede aislarse más que tempora-I y excepcionalmente de la sociedad, ha de procurar luchar dentro de ella, no sometiéndose a sus absurdas costumbres. a sus tiránicas leyes. Ha de reconocer por la educación de la voluntad que de ésta depende el triunfo y que son Inmensas las ventajas que puede tener 30bre sus contemporáneos simplificando su vida, no sintiendo las groseras ambiciones en que se regodean los señores y los esclavos. En la sencillez, en la morigeración bien ratonada puede halla? cada uno los medios conducentes para adquirir mayor grado de libertad, menos acatamiento al privilegio antagónico. má¿ facilidad en suma para vivir una existencia armónica e intensa y poder combatir con más eficacia el mal cu sus raíces. a la par que, dando ejemplo se anticipa la «volucióu-haeia la felicidad libre a que la humanidad perfectible tiene derecho.

En resumen. se trata de aíirmar la base de la moral anarquista en lo que tiene de eterna j>or conformidad con la ley inmutable de la inteligencia, o sea con el eclecticismo y en-adoptar una higiene social que dé a los individuos de aptitudes libres en su más amplio sentido, las reglas del discernimiento para vivir mejor en el presento y les haga diferenciarse por completo, tanto en lo que atañe a los destellos de la mentalidad como en las manifestaciones materiales y externas de la existencia diaria, de todos los. retardatarios que más o menos contribuyen a las infinitas formas de la esclavitud moral y física de la sociedad autoritaria y egoísta.

No consideramos al naturismo como una simple cuestión de higiene y alimentación, sino como un género de vida que hace cambiar las ideas morales, y el concepto social, para lo cual no hace falta ese amor idealista y quimérico; de la libertad absoluta, sino el impulso razonado hacia la mayor independencia individual. ¿Podemos lograr ésta, especializan donos en nuestra detestable sociedad, mejor dicho en Ja que nos impone el privilegio de clases? Pasemos en revista y muy someramente los males y los dolores del mundo y por doquira encontraremos el desequilibrio creado por la vida artificiosa. Veamos cómo nos educan, cómo nos desarrollamos y cómo vivimos, y comprenderemos que con estas tres fases que abarca todo el ciclo de la vida Individual, coexiste ef error. La educación se atiene a ideas preconcebidas, impone creencias para hacer ciudadano» y coharta en germen la futura independencia. Ya prestos, con una índole muy restringida de conocimientos y con pasiones incipientes, nos laaaaA al mundo, donde hemos de probar ^nuestra fuerza de resistencia y en él, con los excitantes, la vanidad y el amor a la.

apariencia, encontramos una adaptación metódica de todas Jas energías vitales, hasta que llegamos a vegetar, a acostumbrarnos al orden existente, a aceptarlo todo, sin razonar, a formar un eslabón más en la cadena de la rutina esclavista y a ambicionar sin escrúpulos altruistas un puesto en el banquete que los ahitos celebran día tras día a costa de la ignorancia, del embrutecimiento y de la horrenda miseria de que hacen víctima a los parias sociales. ¿Cómo en una sociedad tan decrépita se pueden hallar satisfacciones?... Bu el trabajo: la explotación y el salario; en la cultura: Jas ideas hechas, los problemas resueltos, el apriorismo: en el esparcimiento: el vicio con sus infinitos tentáculos; en el amor: el contrato, la prostitución, el libertinaje con su ^orrible séquito de enfermedades sexuales y procreación inconsciente. En toda manifestación humana se deja sentir la influencia del mercantilismo, el excitante corrosivo que lentamente conduce a la pasividad resignada, al agotamiento prematuro, a la neurosis y a teda la larga lista negra de las enfermedades que acumula el detritus del infortunio social.

Para acercarse, pués. al verdadero naturismo, se precisa sentir un odio justificado por el hombre vestido, o sea. por el que lleva los atributos de la tiranía y de los crímenes que ésta engendra, ya sean premeditados o no. u obedezcan a falsas ideas religiosas, morales y sociales. En cambio, se ha de respetar al hombre desnudo, o sea. al que no tiene más que los recursos naturales para vivir y prosperar. Quiere esto decir, que sólo la tierra es eternamente joven y se hace fecunda para todo el que quiere amarla y trabajarla. Siendo naturistas. hemos de exaltar todas las bellezas potentes y fecundas de la vida. Tenemos más de helenistas que de místicos y. si amáinos y convivimos en el campo, más hemos de practicar la pureza del paganismo en su plácida sencillez que no los ensueños de las religiones reveladas. Queremos ayudar a la liberación actual del hombre y no a enseñarle nuevas formas de esclavitud. Seamos indiferentes para ios que quieren vivir en el desorden existente y morir en los bracos de esta repugnante ramera que se llama "Sociedad burguesa".

Para que se desborden todas las fuentes de vida, hace mucha falta aunar buenas voluntades, concretar ideas, evitar equívocos, estudiar medios prácticos, desarrollar, en fin, iniciativas provechosas.

Puesto que los hombres se unen para la lucha, para toda clase de obras sangrientas y despiadadas, ¿por qué no ha de llegar el momento en que sepan ayudarse para los fines de una vida racional, incruenta, libre de la sordidez y de las impulsiones atroces que constituyen el brutal antagonismo en que la sociedad de las falsas jerarquías se sustenta?...

En el momento más culminante del paroxismo de la locura humana, cuando parece que todas las fuerzas ciegas, regresivas y esclavizadoras han llegado a una exaltación jamás soñada, amenazando ahogar todo lo noble y bello de ia existencia y sumiendo a nuestra época en un caos de dolores y desequilibrios, es cuando más se siente la necesidad dv> una selección, llegando a establecer lazos de armonía entre los que se salven de la actual hecatombe y. siendo puros de sentimientos y despreocupados intelectualmente de los errores vulgares, puedan coaligarse y hacer todas aquellas prácticas necesarias al desarrollo integral riel individuo y a las iniciativas propias de colectividades más o menos extensas, que han de tener por norma la simplicidad y la justicia en sua relaciones humanas.

Partiendo de la afirmación de que la humanidad se ha lanzado al abismo de sus dolores y de sus vicios por los duros caminos que ha trazado el capitalismo imperante, el cual a su vez. en su insaciable y vesánico deseo de lucro, ha industrializado todas las actividades, produciendo todos los crímenes sociales y amontonando sus víctimas, después de ha-' herías sometido a todos los suplicios, que es inútil enumerar, porque están en el ánimo de todos los sensibles, de todos ios capacitados para hacer la disección del cuerpo social, decimos: que la salvación está en el retorno del hombre a la. naturaleza, pues, si en la transgresión de sus leyes, se encuentra sometido a las duras pruebas de la ilógica desigualdad social, en cambio, obedeciendo sus razonables mandatos, puede hallar las satisfacciones físico-morales a que le da derecho su calidad de ser pensante y afectivo.

Para llegar a este resultado, no hay que profesar un credo, sino tener en esencial estima el libre examen y considerar el •cultivo de la tierra como base de felicidad.

No dudamos asi, en afirmar que el porvenir del naturismo libertario está en la formación de pequeñas colonias agrícolas, en las que podría a la vez intentarse el establecimiento de ciertas industrias útiles. En el régimen económico de las mismas, ya fuese comunista o individualista, había de quedar abolida la propiedad privada, siempre que pudiera ser motivo de explotación entre sus miembros; se haría el verdadero aprendizaje de la libertad en la ayuda inútua y voluntaria, prescindiendo por consiguiente de reglamentos tiránicos y no habiendo más sanción ni satisfacciones que las mismas que comportasen los actos de cada uno, resultando, por consiguiente, que la verdadera. moral colectiva sería la sinceridad en las relaciones públicas. Nada de ascetismo conventual misantropía pesimista ni beatitud castradora.

Fundar grupos emancipados, donde bailasen loa individuo* belleza corporal, equilibrio nervioso, diafanidad intelectual, sin prejuicios de clase, donde podrían cultivarse ¡ntegramen te. sumando a las energías física» en continua eclosión, los nobles esfuerzos cerebrales por ía emancipación ideológica.

He a<quí como el naturismo libertario seria una cuestión directa de vida y tle renovación individual, dejando las en so ft aciones idealistas del futuro para convertirse en realldau práctica. Mas, si en principio, todos los enemigos do la sociedad actual, todos los que aman su independencia, estfu¿ de acuerdo para separarse lo más posible de la falsa civilización, en la que los explotados sufren los mayores rigores, no sucederá lo mismo en la práctica, lis preciso preveer las ideas morales que agrupan a los hombres para su defensa común. fuera de las prácticas del capitalismo imperante quw sufrimos.

La» diversas tendencias a considerar pueden ser de reforma social, religiosa o libertaria y por eso es indispensable conocer las afinidades de los que quieran fundar nua colonia antes de buscar y coordinar los recursos necesarios pa ra su prosperidad, porque pensamos que individuos con ide._i.-i contrarias no pueden armonizarse.

Por ejemplo, los anarquistas no podrían vivir en buena iu teligencía con gentes de espíritu autoritario, cerrado, intolerante. místico, religioso, como los teósofos sentirían disgusto con 9imples materialistas y los carnívoros serían criticados por los vegetarianos, así como los verdaderos naturistas verían asqueados por individuos que, llamándose emancipa dos. aceptasen más o menos ciertos vicios y prejuicios de U sociedad burguesa. Evitados así ios equívocos, fácil nos we-rá establiHier la base de nuestra práctica naturista libertaria. Queremos <iue el hombre sienta el amor de su independencia y la necesidad de realizarla en »1 más alto grado, a medida que sus recursos se lo permitan. Pero no basta esta ansia libertaria si no hay comprensión de todo lo que es perjudicial a una vida virtuosa en el sentido de una educación armónica, integral, caracterizada por la «alud, la fuerza, y la belleza naturales del cuerpo y de las facultades intelectuales substantivas. No podemos admitir que quien quiere acercarse a este ideal de perfección relativa, no busque con ardor reformar toda su vida, tanto física como moralmente. Se debe„ pues, rehusar toda creencia y buscar simples verdades expliquen la razón de todos los fenómenos de nuestra existencia.

para terminar, los ijue como yo tengan esto concepto libertario OH naturismo, que traten de realizarlo en ia medida de sus recursos y de su energía emancipadora.

• Ojalá podamos un üfu roturar con ardor la tierra fecunda, cultivarla intensamente y hacer de ella un delicioso vergel, < ton de ios hijos del amor fructifiquen a Jas caricias del Sol y íí todas las auras generosas y amables de Ja vida!

Costa-tscar

NOTA: E! autor de este trabajo no pretende haber dicho !a ultima palabra sobre el tema deficientemente desarrollado. Aei que pide y agradecerá mucho el envió de todo lo que se publique en pro o en contra de lo expuesto.